martes, 20 de abril de 2010

Audiencia 7

CAUSA LABOLITA: AUDIENCIA 7

El tribunal oral federal que lleva adelante el juicio contra el general retirado Pedro Pablo Mansilla y el coronel Alejandro Duret por el secuestro, las torturas y el homicidio del militante peronista Carlos Alberto Labolita decidió suspender ayer la declaración del coronel retirado, Ricardo Humberto Russi y del teniente coronel retirado, Oscar Iannaconne -dos de los testigos presentados por la defensa- por considerar que sus testimonios podían incriminarlos.
Además de estos dos testigos, declararon el coronel retirado, Gustavo Onel y el general de brigada retirado Néstor Edgardo Calvi.

Lo llamativo en la totalidad de los testimonios f
ue la falta de memoria sobre los quehaceres básico que estos militares tenían durante el periodo de la última Dictadura Cívico Militar y particularmente en lo que se refiere al segmento temporal que aborda el juicio.

En este sentido, en reiteradas oportunidades la querella preguntó a los testigo respecto del conocimiento de las llamadas "ordenes de operaciones" impartidas por la superioridad militar para todos los comandos distribuidos en el país a lo que, en todos los casos, se respondió por la negativa. Sin embargo, teniendo en cuenta el grado militar de los declarantes y que esta documentación contenía las formas en que el personal militar debía desempeñarse en la llamada "guerra contra la subversión", resulta llamativo el desconocimiento de los mismos.
Las audiencias se reanudarán el martes pximo dándole curso al cronograma de testigos previsto.

El testimonio de Russi


Ricardo Humberto Russi fue trasladado al Grupo de Artillería 1 de Azul en marzo de 1974, luego del intento de copamiento de ese regimiento por parte del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). En 1975, fue designado segundo jefe de operaciones y al año siguiente ocupó el segundo lugar en la cadena de mando del regimiento. Su jefe directo era el entonces teniente coronel Mansilla y uno de sus subordinados era el teniente Alejandro Duret a cargo de la unidad de Inteligencia.

Desde el inicio del golpe de Estado, el 24 de marzo de 1976 hasta el 26 de abril del mismo año, Russi se desempeñó como interventor de la municipalidad de Las Flores. Luego volvió a cumplir funciones militares en el regimiento de Azul.


El hoy coronel retirado de 74 años, llegó al tribunal como testigo propuesto por Gerardo Ibáñez, defensor de Duret. Russi brindó información detallada sobre cómo funcionaba el regimiento 1 de Azul, sobre las distintas unidades y sobre los rangos que tenía cada jefe. Sobre Duret dijo que estaba a cargo de la unidad de Inteligencia denominada D2 y que además brindaba instrucción a los soldados de la batería de comando.

También brindó detalles sobre la ubicación de los calabozos y dijo que allí eran encerrados los soldados castigados por alguna falta. En ese momento el juez Carlos Ronzansky solicitó que la declaración del testigo sea suspendida argumentando que su testimonio podía autoincriminarlo teniendo en cuenta que Russi que en aquella época Russi formó parte de la cadena de mando del regimiento y podría estar involucrado penalmente en caso Labolita.

Luego de un breve cuarto intermedio el tribunal decidió suspender la declaración de Russi entendiendo que significaba una violación al articulo 18de Contitución nacional que señala que ninguna persona puede autoincriminarse. La defensa de Duret se opuso a la medida argumentando al momento de ocurridos los hechos que se juzgan, el testigo cumplía funciones de Las Flores. Además consideró que si el testimonio de Russi debía ser suspendido debería haber ocurrido lo mismo con el personal policial que declaró el lunes pasado ya que esos uno de esos policías habría participado de la detención de Labolita la noche del 25 de abril.

El fiscal Daniel Adler arremetió contra los argumentos de la defensa. En primer lugar señaló que la situación de los policías que atestiguaron fue resulta por la cámara de casación que los aceptó como testigos en la causa y que Russi sólo fue interventor en Las Flores durante un mes, que al día siguiente del secuestro de Labolita hab
ía regresado al regimiento para continuar sus funciones como segundo jefe del mando mayor.

A su turno, el abogado querellante en representación de la familia Labolita César Sivo, esgrimió que darle continuidad a la declaración de Russi constituía una violación al artículo 18 de la Carta Magna ya que el interrogatorio de las querellas estaría direccionado a incriminarlo teniendo en cuenta el lugar que ocupaba en la cadena de mando dentro del regimiento de Azul.

Una hora y media más tarde, el tribunal resolvió suspender la declaración del coronel retirado. Las defensas apelarán la resolución en Casación.

Un testimonio accidentado

Faltando diez minutos para las 15, finalizado el cuarto intermedio que definió la nulidad del testimonio de Russi, tocó comparecer ante el tribunal al teniente coronel retirado, Oscar Iannacone (73). De caminar lento y cansino, el ex militar ingresó a la sala. Inmediatamente, el tribunal detecto que el testigo tenía profundas dificultad para escuchar por lo que la declaración fue desde el principio confusa. Ante las preguntas del abogado defensor de Duret, Iannacone respondía sin precisiones, incluso en aquellas cuestiones que tenían que ver con sus destinos, responsabilidades y grados militares que tenía durante 1976.

En este sentido, lo único que pudo precisar fue q
ue, en esa época había sido destinado al Grupo de Artillería Blindada N 1 de Azul, cumpliendo la función de oficial de operaciones con el grado de mayor. Además, recordó que sus funciones eran las de "hacer cumplir las instrucciones que recibía de su jefe, referidas a las tareas generales que involucraban al personal.

Sólo 15 minutos después de haber comenzado, la
propia defensa le pidió al tribunal que se considere el estado de salud del declarante ya que, a simple vista, se lo veía en mal estado. Por su parten, el responsable de la querella César Sivo solicitó a los magistrados que el testigo sea chequeado médicamente para determinar si podía o no comparecer frente al tribunal.
Atendiendo este pedido, Iannacone fue atendido médicamente mientras el juicio continuaba con los otros testigos.

Alrededor de las 18, el tribunal informó a las partes que el parte médico extendido por los profesionales que ocultaron al testigo indicaba que a pesar de una arritmia crónica y una sordera del mismo tipo, el testigo estaba en condiciones de declarar.
Esto fue objetado por la defensa de Duret, quedando sin efecto la objeción ya que el tribunal aceptó la pericia médica.

Una vez reanudada la declaración, Iannacone
brindó precisiones respecto de quienes integraban la plana mayor del Grupo de Artillería Blindada N 1 de Azul. En este sentido quedó determinado, según el testimonio, que el jefe del a unidad era teniente coronel Mansilla; el segundo jefe de unidad, Ricardo Humberto Russi; el oficial de operaciones, Oscar Iannacone y el oficial de inteligencia el teniente primero Alejandro Duret.

En este punto, teniendo en cuenta la estructura de mandos establecida, el tribunal interrumpió al testigo objetando su declaración por las mismas
razones que lo hizo con el testimonio de Russi

Posible careo


Otro testimonio importante de esta audiencia, fue el brindado por el general de brigada retirado Néstor Edgardo Calvi, quien en su declaració
n expresó conocer el apellido "Labolita" sólo por lo que se habló en los medios de comunicación últimamente.


Sin embargo, al ser interrogado por el representante de la secretaría de Derechos Humanos, doctor Eduardo Rezses respecto de cuáles eran sus funciones entre 1983 y 1984 –una vez terminada la Dictadura- el testigo respondió que "eran épocas difíciles" por lo cual no podía precisar nada. En ese momento se le consultó si por aquellos años respondió algún oficio del juez federal de Azul, Jorge Ferro sobre el traslado de Labolita –fechado 16 de marzo de 1983- el testigo respondió que no lo hizo. Inmediatamente se pidió la lectura de la prueba en la cual consta el pedido de información por parte de Ferro, sobre la "privación ilegítima de la libertad de Carlos Labolita". El oficio culmina diciendo que no hay registros de haberlo puesto en libertad y lleva la firma del general Calvi.

"Yo firmaba pila de papeles sin mirar", "ni por las tapas me acuerdo de Labolita" y "Como ese firmaba montones de oficios que me mandaban p
or gente desaparecida", fueron algunas de las tantas frases con las que Calvi contesto la evidencia.
Ante esta situación y atendiendo a la contradicción del testimonio con la documentación emitida por el juzgado de Azul, se solicitó al tribunal que el testigo quede afectado al juicio por un posible careo con el juez Ferro para dilucidar si Calvi posee algún tipo de información sobre el destino de Labolita.

Olvidadizo


El suboficial mayor retirado Ernesto David Rabazzano (70) fue el primero en declarar en la séptima audiencia del juicio por el secuestro, las torturas y la desaparición de Carlos Alberto Labolita.
Rabazzano cumplió funciones en el Grupo de Artillería 1de Azul durante el periodo 1975 – 1976. Ayer durante su declaración dijo que el imputado Duret cumplía funciones en la unidad de Inteligencia y que el general Mansilla era el jefe del regimiento.


Al igual que su compañerote Armas, el coronel retirado, Ricardo Russi brindó información detallada del funcionamiento y de la cadena de mando en el regimiento de Azul. Pero consultado por la querella, en relación a los cambios que se produjeron en el regimiento a partir del 24 de marzo de 1976, no fue tan específico. No recordó que se hayan producido grandes cambios durante esa época. Tampoco supo de operaciones ni detenciones por parte del poder militar. Si evocó que sólo se hacían patrullajes y control en los trenes: pedir documentos a los pasajeros.

Rabazzano, tampoco, recordó que la comisaría de Las Flores haya sido ocupada por los militares ni las ordenes emanadas por sus superiores con respecto a los procedimientos en la cha contra la subversión. Nunca supo –por ejemplo- de la existencia del reglamento 404/75 en el cual se detallaba cómo debería realizarse la detención de elementos subversivos. Tampoco supo que se hayan producido detenciones o interrogato
rios en el regimiento de azul. Por último aseguró que no sabía si había presencia militar en Las Flores. Rabazzano dijo que trabajaba mucho en el cuartel y pocas veces iba a la ciudad.

Una carrera sin derecho


El testimonio del coronel retirado Gustavo Onel (63), si bien no aportó mucho desde los datos concretos que brindó, llamó la atención por su memoria selectiva.


En su declaración, pudo describir con precisión el contenido de la instrucción militar en manejo de armamento de artillería que le brindó a la clase ´76 pero en ningún momento pudo precisar si a lo largo de su carrera militar –la cual describió como normal y de ascensos en tiempo y forma- recibió algún tipo de formación en derecho penal internacional o algún tipo capacitación en las leyes y tratados internacionales que regulan la guerra.

Además, explicó que en lo que se refiere a la "guerra contra la subversión" todo lo que supo fue posterior al 24 de marzo de 1976 y que en lo que a él respecta sólo le tocó participar en controles de ruta en conjunto con la policía.

"Sólo me dediqué a la instrucción la clase ´76 para la guerra". Su memora selectiva no pudo precisar de qué guerra estaba hablando.

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