martes, 20 de abril de 2010

Audiencia 10

Caso Labolita (Audiencia 10)

Alegatos

Reclusión perpetua en cárcel común fue lo que solicitaron las querellas y la fiscalía al tribunal que juzga al coronel Alejandro Guillermo Duret (56) y al general Pedro Pablo Mansilla (77) por el secuestro, las torturas y el homicidio del militante peronista Carlos Alberto Labolita, desaparecido el 25 de abril de 1976 en Las Flores.

El abogado representante de la familia Labolita, el patrocinante de la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires y el ministerio público fiscal representado por Daniel Adler, Oscar Blanco y Horacio Azzolín coincidieron en alegar que los delitos que se le imputan a Mansilla y a Duret están acreditados y que ambos militares deben responder ante la justicia. Además solicitaron al tribunal compuesto por los jueces Alejandro Esmoris, Carlos Rozansky y Nelson Jarazo, el proceso de tres militares por falso testimonio.

Con una sala colmada, la décima audiencia en el tribunal oral federal de Mar del Plata comenzó a las 11. El primero en realizar su alegato fue el abogado de la familia Labolita. Durante tres horas, aseguró que el coronel Duret y el general Mansilla incurrieron en los delitos de privación ilegitima de la libertad agravada por mediar violencia, aplicación de tormentos agravada y homicidio agravado por alevosía en concurso real.

Sivo afirmó que a través del debate oral quedó acreditado que fue Mansilla –teniente coronel en aquella época-, quien ordenó al comisario de Las Flores, Hugo Lista, que detuviera a Labolita por considerarlo un "elemento subversivo". También se pudo probar que Labolita fue apresado en su casa paterna el 25 de abril de 1976 y que fue alojado en la comisaría hasta el 27 de abril, día en el que fue trasladado al regimiento 1de azul.

Para la querella, también quedó acreditado que la víctima fue dejada a disposición del teniente Duret, jefe del área de Inteligencia de la zona militar 125. En ese lugar, Labolita fue interrogado bajo tortura. Según, el abogado "la primera tortura fue el tavicamiento, encapucharlo, hacerlo perder la noción del tiempo y el espacio. Donde había un centro clandestino de detención se torturaba porque era la manera de obtener información. Pero por otro lado, era un mecanismo para generar terror al resto de la población", explicó el abogado.

Sivo recordó que durante el debate oral, ex detenido desaparecidos detallaron cómo fueron torturados en la misma jurisdicción donde fue detenido Labolita y que dependía del mismo oficial de inteligencia, Alejandro Duret.

Las querellas, también dieron por acreditado que, fue Duret quien encabezó el grupo de diez personas que llevó a Labolita hasta su casa paterna el 1 de mayo de 1976. La madre y la mujer de la víctima reconocieron al teniente. Labolita presentaba signos de tortura, estaba descalzo y encapuchado. Alcanzó a decir que hacía cinco días que estaba en la "parrilla", refiriéndose a la aplicación de "picana".

A hora de fundamentar el homicidio, aseguró que a pesar de no haberse hallado el cuerpo, "Labolita fue asesinado por algunos de los medios que utilizaba la dictadura para eliminar a sus enemigos". "Gracias al oscurantismo y al silencio cómplice no sabremos cual fue el método, pero si que está muerto", completó el abogado.

En cuanto Mansilla (77), la parte acusadora coincidió n dar por acreditado que, el anciano general era "el señor de la vida y la muerte" en la zona militar 125. Como máximo responsable de la guarnición de Azul era quien daba las órdenes.

Según el doctor Sivo, quedó probado que a partir del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 pasó a ser l responsable de la comisaría de LasFlores. Fue quien recibió a los familiares de Labolita, quien los maltrató y quien, finalmente, dejó de recibirlos.

Mansilla reconoció que ordenó detener a Labolita hijo el 25 de abril de 1976 y a Labolita padre el mismo día del golpe. Un informe del Ejército librado en plena dictadura confirma que Carlos Orlando Labolita quedó a disposición de la zona militar 125.

Al finalizar su alegato, Sivo solicitó la pena de reclusión perpetua para los dos imputados y la revocación de la prisión domiciliaria del general Mansilla. Además aseguró que no hay eximentes porque "quedó claro que los acusados hicieron lo que hicieron porque quisieron". Un fuerte y prolongado aplauso cerró el alegato del la querella. En una pantalla, quedaba fija una foto de Carlos Alberto y Gladis D’ Alessandro, juntos y muy jóvenes.

El representante de la Secretaría de Derechos Humanos bonaerense, adhirió en un todo a lo expuesto por su colega e hizo hincapié en que los delitos que se le imputan a Duret y Mansilla deben ser considerados crímenes de lesa humanidad porque no afectan sólo a una persona sino a toda la humanidad y porque fueron cometidos por el Estado.

Por otro lado, la secretaria, solicitó al tribunal que los crímenes cometidos por los imputados sean enmarcados dentro de la figura de genocidio.

El abogado, solicitó reclusión perpetua para ambos militares y la revocación del arresto domiciliario para Mansilla. Por último finalizó diciendo: "No pido más que el cumplimiento de la ley".

Por último, el ministerio público fiscal, brindó su alegato a través del fiscal Daniel Adler. Tras un detallado y pormenorizado relato de cómo fue el clavario de Carlos Alberto Labolita desde su secuestro hasta su asesinato, Adler insistió con que los delitos que se le imputan a Duret y Mansilla son crímenes de lesa humanidad y que por tal motivo no puede haber ningún tipo de beneficios a la hora de dictar sentencia.

En ese sentido, el fiscal general solicitó la prisión perpetua tanto para Duret como para Mansilla y, al igual que sus colegas, pidió la revocación de la prisión domiciliaria del viejo general. Adler entiende la prisión debe ser de cumplimiento efectivo en el caso de que se trate de un fallo condenatorio. No hay razón para que el "cumplimiento de la condena sea domiciliaria".

Con respecto a la edad de Mansilla -el acusado tiene 77 años-, el fiscal aseguró que por tratarse de crímenes de lesa humanidad no puede haber atenuantes vinculados con razones etarias.

Alrededor de las 20, se escuchó el último aplauso en la sala de audiencias. El próximo lunes será el turno de las defensas para exponer sus alegatos.

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